Orfidal, Lexatin, Trankimazin, Rohypnol, Diazepam, Tranxilium… Todos estos
medicamentos les resultarán tristemente conocidos a nuestros compañeros de
Movistar, son las nefastas consecuencias del post Ere, el mismo que propuso
Atento y facilitaron UGT, CCOO y FASGA, con su esperpéntico referéndum que dio
la legitimidad conveniente al despido de 672 personas.
España
está situada a la cabeza de Europa en el consumo de estos
fármacos que atenúan los síntomas de la ansiedad, el estrés y a veces, la
depresión.
-El 3% de la población los consume de manera habitual y un 16% lo hace de manera esporádica a lo largo de un año.
-Su
consumo aumenta a un ritmo del 8% anual.
Nuestra santa empresa en connivencia con
sus sindicatos amigos no quiere ser menos y está dedicando todo su empeño en
que estas funestas estadísticas aumenten.
A USO nos parece un auténtico crimen que un
servicio se encuentre en estas condiciones y que la empresa sabiendo la
realidad mire para otro lado y no haga
nada para mejorar las condiciones en las que trabajan sus empleados, se les
debería caer la cara de vergüenza a los responsables del servicio. Atento es el
causante directo de las agresiones a la seguridad y salud de sus trabajadores
y de que los riesgos psicosociales se
hayan disparado hasta niveles nunca vistos. Y lamentablemente en el
departamento de desbordamiento en el servicio de Grandes Cuentas de Aluche si
todo sigue así tienen muchas papeletas de acabar igual. El ERE se cebó con esta
campaña, por lo que al incremento de las presiones, exigencias, dificultades
añadidas para cobrar el SRV y demás condiciones de trabajo bajo las que ya desempeñaban sus tareas ahora hay que añadirle el aumento
de la carga de trabajo, lo dicho, el
servicio promete.
Esta Sección Sindical siempre
defendimos, no como otros, que el injustificado despido colectivo llevado a
cabo por Atento no sólo afectaba a los trabajadores que, obligados o
voluntarios, iban a abandonar la empresa, sino que los compañeros que nos
quedábamos íbamos a sufrir las graves consecuencias de servicios mal
dimensionados sometidos a una brutal presión para conseguir unos resultados en
muchos casos inalcanzables, por desgracia, teníamos razón. Las terribles consecuencias
de este desgaste están haciendo acto de presencia de forma salvaje.
Seguiremos informando.
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